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Anónimo2

Nuestra hija comenzó con fuertes dolores de cabeza y contracturas en la espalda cuando tenía 9 años.

El primer paso fue acudir a su pediatra que tras un reconocimiento médico nos derivó al neurólogo infantil del Hospital Materno de San Sebastián, donde le hicieron una resonancia en la cual no se le encontró ningún problema neurológico, con lo que el citado neurólogo nos dijo que el dolor que sentía “paciente” no era tal dolor, que era una forma de llamar la atención.

Como evidentemente los dolores y contracturas no cesaban y eran “reales”, acudimos al fisioterapeuta Jon Otxoa que fue el primero en sospechar que tenía un problema de A.T.M. Al no ser especialista en ese campo nos derivó a su vez a un osteópata infantil que la estuvo tratando sin ningún resultado positivo. “paciente” seguía con dolores y nosotros con una impotencia que no sé todavía describir.

Bueno, este osteópata nos habló del Dr. Santiago Pardo. El Dr. Pardo la diagnosticó como ATM y comenzó a tratarla hasta que consiguió estabilizarla y frenar el dolor. ¡¡Gracias, Dr. Santiago!!!

Llegado el momento el Dr. Pardo consideró oportuno que “paciente” continuara tratamiento con un ortodoncista y acudimos a la consulta del Dr. ……….. Todavía nos arrepentimos de haberla llevado allí. Esta persona, porque no la quiero llamar doctor, es la antítesis, lo contrario a un buen profesional. Una persona que con tal de ganar dinero puso a nuestra hija en una situación de dolor intolerable.

El Dr. Pardo, conocedor de esta situación, nos puso en contacto con el Dr. Domingo Martín, Txomin, ortodoncista de San Sebastián. Doctor con D mayúscula. Sólo puedo destacar el interés y la dedicación que tanto Txomin como su equipo tuvieron con mi hija.

Comenzó llevando una férula en septiembre del 2011. Fue el primero de muchos aparatos y la primera de las incontables citas y horas pasadas en la consulta. Al comienzo del tratamiento había semanas que incluso íbamos dos días por semana, luego una vez a la semana. Poco a poco se iba viendo la evolución positiva, cada vez menos dolor y más espaciado, hasta que finalmente le quitaron el dolor. Sólo sé que cada uno de los minutos pasados allí mereció la pena.

Finalmente después de varios cambios y aparatos, le colocaron los brackets en febrero del 2013, quitándoselos en julio del 2015, y actualmente lleva una férula nocturna desde febrero del 2016. En la actualidad pasa revisiones semestrales y todo gracias a la dedicación, profesionalidad y valor humano de Txomin. De Txomin, solo podemos dar las gracias de que se cruzara en el camino de “paciente” y en el nuestro.

Todavía recuerdo sus palabras la primera vez que vio a “paciente“, y muchas otras veces después: “A esta niña la vamos a curar”. ¡Ni sé cuántas veces nos lo dijo! Sólo sé que ahora vemos a nuestra hija sin dolor y que todo ello es gracias al Dr. Domingo Martín y su equipo.

Muchas, muchas gracias por todo. Un saludo y un abrazo.

Madre de “paciente“

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